Transformamos los restos de nuestra cocina y del huerto en compost y hummus de lombriz.
El compostaje nos permite aprovecharlo todo: hojas secas, restos de siegas, plantas que retiramos, restos de alimentos, etc. y transformarlo de nuevo en nutrientes que volverán a la tierra. Al hacer nuestro propio compost, tenemos asegurada la posibilidad de aportar abono de calidad a nuestra tierra con regularidad.
Uno de los abonos más completos es el humus de lombriz o vermicompost, muy rico en microorganismos y nutrientes. Gracias a la lombriz roja o californiana, podemos aprovechar nuestros restos de café, infusiones, fruta y verduras (no cocinadas) y transformarlos en un sustrato ideal para nuestros cultivos. Además, obtendremos también el humus líquido, que son los lixiviados que producen las lombrices al alimentarse. Este líquido será una una gran protección para nuestros cultivos y nos dará una cosecha de mayor calidad.